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Termas Públicas de Caesaraugusta > Presentación

Fachada del edificio

En el centro de la ciudad de Caesaraugusta, entre el espacio del foro y el teatro, se alzaron, desde el siglo I a.C. y hasta comienzos del siglo IV d.C., unas termas públicas.

De las diversas estancias con que contaban estas instalaciones -vestuario, salas calientes, templadas y frías, gimnasio, etc.-, fundamentalmente se han conservado restos de unas letrinas (todavía utilizadas a finales del siglo I a.C.) que fueron derribadas para construir sobre ellas una gran piscina porticada, donde se podía nadar al aire libre.

Para la mayoría de los romanos las termas eran algo más que un lugar para la limpieza del cuerpo, ya que cumplían una importante función como centro de vida social y cultural, porque en sus estancias, además de bañarse, se podían practicar deportes, leer, pasear, escuchar música o poesía. El baño romano seguía un ritual en el que se alternaban el calor y el frío. En el recorrido por las diversas salas de las termas intervenía el gusto personal, pero lo más habitual era comenzar por los baños calientes para finalizar con los fríos. Hombres y mujeres solían estar separados, ya sea por zonas diferentes o por horarios.

Dentro del sistema que regía la vida política e institucional de la colonia Caesaraugusta existía un cargo, el de edil, entre cuyas numerosas funciones se encontraba la de supervisar la administración, mantenimiento y conservación de las termas públicas, propiedad de la ciudad, que debían encontrarse bien abastecidas de agua corriente y leña.