No estudies... como lo haces siempre


Si eres de esa gente que cuando tiene un examen se pone a estudiar el día de antes y te limitas a estar delante del libro, a ver si se te queda algo, casi seguro que ya sabes que esa no es la mejor manera de aprender. Que sí, que tienes poco tiempo y mucho hacer, pero con nuestra propuesta para que cambies tu manera de estudiar ya verás como te cunde mucho más que empollar a última hora.

Lo primero que tienes que cambiar es dónde estudiar. No, tumbarte en el sofá o sentarte delante de una mesa desordenadísima no es buena idea. Mejor busca una silla cómoda y una mesa ordenada y con buena luz. Una buena idea es utilizar un atril, para no forzar el cuello y la espalda al leer. La posición en la que te sientas es muy importante: si mantienes la espalda recta y los pies bien apoyados en el suelo, te cansarás menos y te darán menos ganas de estar levantándote todo el rato.

Lo siguiente que tienes que hacer para prepararte a estudiar es evitar las distracciones. Nada de estudiar con la tele puesta y el ordenador, la tablet o el móvil solo deben estar cerca si los necesitas para mirar apuntes o hacer ejercicios. Si no, mejor apagados o, al menos, sin sonido ni notificiaciones. Si se te hace complicado, hay muchas aplicaciones que te ayudan a desconcectar. Un ejemplo es Forest, una aplicación en la que cada vez que pones un cronómetro con el tiempo en el que vas a estudiar planta un árbol. Si intentas utilizar otra, te recordará que tu árbol se marchitará… y tú no quieres matar un árbol, ¿no? Además, los árboles digitales se traducen en la plantación de otros de verdad. La música ya depende de ti: hay gente que se concentra mejor y otra a la que le despista. En cualquier caso, nada de los grandes éxitos, debe ser música tranquila. Y si lo que necesitas es silencio total, los tapones para los oídos son tus amigos.

Ilustración de Cristina LorenteEl último paso es la organización. No esperes a estudiar a que te pongan el examen. Es verdad que cuesta un poco coger el hábito y no ponerte excusas, pero verás como se te quedan mejor las cosas y pasas menos nervios de última hora. Ponte objetivos a largo plazo (por ejemplo, "para final de mes, tengo que haber repasado estos temas"), a medio ("la primera semana estudiaré el tema 1, la segunda, el 2 y la tercera, el 3") y a corto plazo ("hoy tengo que hacerme el esquema del tema 1"). Ponerlo por escrito hará que te comprometas más. Puedes utilizar una agenda (en papel o digital), una pizarra...

El tiempo que le dediques depende del trabajo que tengas por delante, pero no debe superar los 45 minutos seguidos. Lo mejor es hacer pequeños descansos en cada sesión, de 5 o 10 minutos, para beber algo, ir al baño, comer, revisar tus mensajes… Para organizarte (y que no te entren ganas de hacer descansos cada cinco minutos), también puedes utilizar las nuevas tecnologías. Si buscas "técnica pomodoro", encontrarás un montón de aplicaciones que te lleven la cuenta de cuánto tiempo llevas estudiando. Y si eres más analógico/a, puedes seguir la versión clásica de esta técnica: utilizar un reloj de cocina que te avise cuando haya pasado el tiempo que te hayas marcado para tu sesión de estudio o de descanso. Aunque te parezca raro, esto permite optimizar tu atención y aprovechar mucho más el tiempo.Ahora sí, llega la hora de ponerte a estudiar. Piensa en el material que vas a necesitar (libros, cuadernos, apuntes, diccionarios, rotuladores etc.) y tenlos a mano. Así te evitas paseos innecesarios en los que te puedas despistar con otras cosas. Y recuerda que estudiar no es leer lo mismo una y otra vez. Es mucho más recomendable el estudio activo, que tiene cinco fases:

  1. Lee y entérate: lee el tema, piensa en las dudas que tienes e intenta resolverlas. Si no es posible, apúntatelas para preguntarlas en clase.
  2. Subraya: mejor en varios colores, para distinguir las palabras clave, los conceptos y definiciones… Que todo el texto esté en amarillo no sirve para nada, utiliza el subrayador en su justa medida.
  3. Resume: aquí cada cual tiene una técnica que le sirve más que otra. Si no lo tienes claro, ve pobando: haz un esquema, mapas mentales, dibujos…
  4. Memoriza: de nuevo, la idea no es que estés delante del libro, sino que realices ejercicios, crees reglas mnemotécnicas, te grabes explicándote la lección…
  5. Ponte a prueba: ¿crees que ya te lo sabes? Haz test, utiliza tarjetas de estudio (con una pregunta en el anverso y la respuesta en el reverso)… Si estudias con alguien cerca, puedes pedir que te haga preguntas. Eso sí, evita hacerlo a última hora o justo antes del examen, a no ser que tengas nervios de acero: si fallas alguna pregunta, te pondrás más nervioso/a.
Info Joven con la colaboración de la Asesoría de Estudios de Zaragoza Joven

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