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Juan Miravete

En un mundo en constante movimiento, la alimentación es vital para nuestro bienestar diario. Recuerda que la nutrición es personal, y aunque aquí se aborde hábitos saludables generales, lo que es saludable para una persona podría no serlo para otra, ya que esto depende de varios factores como enfermedades o hábitos de vida individuales. No obstante, siempre es recomendable consultar a un nutricionista para que adapte tu plan alimenticio de acuerdo a tus circunstancias personales.

¿Cómo puedes llevar una alimentación más saludable? Olvida mitos y dietas extremas y enfócate en pequeñas acciones que puedes incorporar fácilmente a tu rutina. Mantener el equilibrio no es difícil ni aburrido. Si estás listo para información fresca y útil, aquí tienes algunos consejos de la técnico superior de Dietética y Nutrición Humana y estudiante del Grado de Nutrición Humana y Dietética, Paula Caro. Te serán de gran utilidad.

1. Color y equilibrio

Seguir el "Plato de Harvard" es la forma más fácil de equilibrar tus comidas. Por ejemplo, si estamos hablando de un plato único, la mitad debería estar compuesto por verduras y hortalizas, ya sean crudas o cocidas. Un cuarto del plato se reservaría para los carbohidratos, como patatas o cereales integrales, mientras que el otro cuarto estaría destinado a la porción proteica, la cual puede ser de origen animal o vegetal. Por último, añade una cucharada sopera de grasa saludable como el aceite de oliva virgen extra.

Ahora bien, si prefieres dividir tu comida en múltiples platos, una estrategia efectiva sería comenzar con una ensalada variada o un plato de verduras y luego basar tu segundo en una porción de carne o pescado. Recuerda que es el carbohidrato el que debe acompañar al plato.

2. Hidrátate

No subestimes la importancia de mantener una hidratación adecuada a lo largo de tus ajetreados días. Beber agua es esencial para el óptimo funcionamiento de tu cuerpo. Asegúrate de tomar de 8 a 10 vasos de agua al día. Este punto es importante, ya que la sed puede confundirse con la sensación de hambre, por lo que es primordial mantenerse hidratado/a y aprender a escuchar lo que pide tu cuerpo en cada momento.

3. Mira lo que comes

Evita las distracciones a la hora de comer. Despójate de las prisas y concede a cada bocado el privilegio de ser saboreado con gracia. Sigue esta simple rutina: con el tenedor en mano, toma un bocado, llévalo a tu boca, mastica de forma consciente y reposa el tenedor en el plato. Es fundamental evitar distracciones como el uso del móvil o la televisión, ya que estas pueden interferir con las señales de saciedad y provocar un exceso en la ingesta. Mientras estés comiendo, ves evaluando si sigues teniendo hambre y si necesitas comer más. La costumbre de dejar el plato limpio puede llevarte a comer en exceso. Si quedara comida, en lugar de forzarte a comer y sentirte pesado, considera guardarla para más adelante.

4. Organízate

Optimiza tu rutina a través de una planificación efectiva de tu alimentación comenzando por tener una despensa bien abastecida. Preparar con antelación ingredientes como huevos cocidos, verduritas cortadas o carne marinada te ayudará a ahorrar tiempo y tomar mejores decisiones.

Da inicio a tu enfoque saludable desde el supermercado. Realiza tu compra sin hambre y lleva contigo una lista de lo que falta en tu despensa. También, puede serte útil crear un plan general de tus comidas semanales para asegurarte de tener suficientes suministros a lo largo de la semana. Esta estrategia te permitirá tomar decisiones conscientes y alejarte de elecciones apresuradas.

Recuerda que una alimentación saludable se basa en mantener un equilibrio. Se pueden consumir ciertos productos de vez en cuando, pero es preferible abstenerse de tener bollería y alimentos ultraprocesados en tu hogar. Disfruta de estos caprichos fuera de casa y en un sitio de calidad. De esta manera, te asegurarás de estar presente en el momento en el que lo comas y lo disfrutaras de verdad.