¿El cine y las series reflejan la diversidad de nuestra sociedad?


Sandra Alquézar Bravo

Las películas y series son uno de los mayores placeres para muchos de nosotros/as. Las vemos al llegar a casa después de un día largo, un sábado noche con nuestros/as amigos/as y amigas o un domingo de manta y mimos con nuestra pareja.

Según un estudio de Statista, los aragoneses y aragonesas consumimos de media 235 minutos de televisión al día. Es decir, durante casi 4 horas diarias recibimos los mensajes que nos mandan las películas y las series, lo que demuestra la gran capacidad de influencia que estos contenidos tienen sobre nosotros/as.

Así, la televisión se perfila como uno de los mayores escaparates de nuestra sociedad, uno de los canales de comunicación más potentes y poderosos, capaz de transmitir mensajes a gran escala. ¿Pero cómo son estos mensajes? ¿Son un reflejo realista del mundo en el que vivimos? ¿Son capaces las películas y las series de contar las historias de todos, de captar la riqueza de matices de un mundo en constante evolución?

La representación de ciertos colectivos en el cine tradicional ha sido minoritaria o ha estado estigmatizada en función de los prejuicios de la época. Con el paso de los años y la progresiva evolución de la sociedad la cosa ha ido mejorando, pero, ¿ha cambiado lo suficiente como para reflejar adecuadamente la diversidad de nuestro mundo actual?

EL PAPEL DE LAS MUJERES EN EL CINE

Que el cine ha sido durante muchos años cosa de hombres es algo de sobras conocido. Basta con fijarnos en las películas más famosas del pasado milenio para comprobarlo. En la mayoría de ellas nos encontramos con personajes masculinos fuertes y heroicos frente a personajes femeninos (normalmente solo uno en toda la cinta) débiles, necesitadas de ayuda y objetos de deseo.

No hace falta remontarse al cine clásico para encontrar ejemplos claros de esto. Podemos comenzar, por ejemplo, en la década de los 80, con una de las sagas más míticas de la época: Indiana Jones. Nuestro protagonista es un hombre encantador y mujeriego, valiente y aventurero, sobre el que recae todo el peso narrativo de la película. ¿Y ellas? En cada una de las tres cintas originales de la saga nos encontramos con un personaje femenino cuya participación en la película está ligada a su historia de amor con Indy, sexualizada y plagada de clichés. Destaca especialmente la segunda película, Indiana Jones y el templo maldito, que presenta a una mujer histriónica, chillona y completamente necesitada de la protección de su acompañante masculino. Para dejar claro el poco interés que la saga tiene por sus personajes femeninos, las novias de Indy solo le duraban por entonces una película, presentando a otra nueva en cada una de las cintas y sin hacer ninguna referencia a qué ha ocurrido con la anterior, al más puro estilo James Bond. Algo que, por cierto, cambió con la última película de la saga, estrenada en 2023, donde descubrimos qué ocurrió con Marion, su primera acompañante. ¿Un signo de los nuevos tiempos?

En los 90 también encontramos numerosos ejemplos del machismo del cine entre las películas más taquilleras de la época. Tenemos, por ejemplo, Pretty Woman, en la que el personaje de Julia Roberts solo puede salvarse gracias al dinero y la protección del millonario interpretado por Richard Gere, más allá del retrato idealizado y poco realista que la película hace de la prostitución. Sin embargo, en esta década comenzaron a despuntar algunas –pocas– películas que contaban otras historias, historias de mujeres que no eran solo las novias, amantes y esposas, sino que reclamaban su papel como narradoras, como sujetos de la acción y protagonistas de las aventuras, siendo el mejor ejemplo la transgresora Thelma y Louise.

Con la llegada de los 2000 el panorama empezó a mejorar, aunque no tanto como podría parecer a simple vista. Para comprobarlo, contamos con una interesante herramienta conocida como el test de Bechdel, que nos permite analizar el verdadero peso de los personajes femeninos en una historia. Para pasar este test, una película debe cumplir tres requisitos: que aparezcan, por lo menos, dos mujeres con nombre propio; que dichas mujeres hablen entre ellas, y que la conversación no trate solamente sobre hombres o amor. Aplicando estas tres sencillas reglas a muchas de las películas más famosas de los años 2000, comprobamos que la mayoría de ellas no cumplen los requisitos. Cintas míticas como El Señor de los Anillos, Piratas del Caribe, algunas de las películas de Harry Potter o Avatar no pasan el test de Bechdel.

Actualmente, en plena revolución feminista, cada vez podemos disfrutar de más historias en las que las mujeres tienen su propia voz, son libres, poderosas y viven sus propias vidas. Sin embargo, a la industria cinematográfica todavía le queda mucho camino por recorrer. Según datos del Centro para el Estudio de la Mujer en la Televisión y el Cine de la Universidad Estatal de San Diego, en 2022 las mujeres constituyeron el 33% de los personajes protagonistas y solo el 37% de los personajes hablantes.

¿EL CINE ES SOLO BLANCO?

Otro colectivo cuya representación en el cine ha estado marcada por los prejuicios ha sido el de las personas negras, latinas, asiáticas... En definitiva, todas aquellas que no son blancas. Más allá de las estereotipadas y ofensivas representaciones que encontramos en el cine clásico (véase Lo que el viento se llevó), la realidad es que el cine moderno tampoco les ofrece un espacio suficiente y representativo.

El centro de estudios Annenberg Inclusion Initiative, que forma parte de la Universidad de Carolina del Sur, realizó un estudio que analizaba las 100 películas más taquilleras de entre 2007 y 2017. El análisis arrojó que en estas películas aparecían un 70,7% de personajes principales blancos, mientras que el 12,1% eran negros, el 4,8% asiáticos, el 6,2% latinos y el 6,3% agrupaba a personas mestizas, nativos americanos o de etnia hawaiana o polinesia.

En los últimos años, tanto Hollywood como las plataformas de streaming están tratando de producir películas y series en las que las personas no caucásicas tengan más representación. Sin embargo, esto genera la indignación de ciertos sectores y audiencias, que se niegan a verlas y llenan Internet de mensajes de odio. Esto ocurrió, por ejemplo, con las series de Netflix Bridgerton y La reina Carlota, en las que algunos de los personajes, como la propia reina, son negros. Este intento de aumentar la diversidad racial y enriquecer así unas ficciones que en ningún momento se venden a sí mismas como series históricas, les valió las críticas de aquellas personas que consideraban que las series incurrían en errores históricos y que todos los personajes debían ser interpretados por blancos.

Algo parecido sucedió con la película live action de La Sirenita, en la que la actriz y cantante Halle Bailey interpreta al personaje de Ariel. Mientras las redes sociales se llenaban de vídeos de niñas negras reaccionando con entusiasmo e ilusión al poder verse reflejadas en una princesa Disney, también abundaban los comentarios que rechazaban de pleno la elección de la actriz y consideraban que Ariel debería ser blanca y pelirroja –y, si me apuras, tener cola de pez en vez de piernas–, al igual que en el clásico de Disney.

LAS HISTORIAS DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD

Las personas con discapacidad o diversidad funcional son otro colectivo que ha estado infrarrepresentado en el cine y la televisión. El estudio de Annenberg Inclusion Initiative señalaba también que en las películas más taquilleras de entre 2007 y 2017 solo un 2,5% de los personajes tenían algún tipo de discapacidad. Puesto que aproximadamente el 15% de la población mundial convive con alguna discapacidad, parece claro que la representación que hace la industria cinematográfica se queda corta.

Asimismo, en la gran mayoría de los casos las películas sobre discapacidad se enmarcan dentro del género dramático y, en ocasiones, los personajes se presentan desde una perspectiva algo paternalista, como seres de luz, inocentes y profundamente buenos. Pensemos en Forrest Gump; sí, todos le queremos, pero, ¿es un personaje realista, con claroscuros?

Es cierto que en los últimos años la forma de abordar la diversidad funcional en el cine ha evolucionado y cada vez encontramos una mayor variedad de tramas y un mayor abanico de personajes. Un ejemplo de ello es la cinta francesa Intocable, que nos presenta a un protagonista con muchos matices que evoluciona a lo largo de la historia, contada a su vez desde una perspectiva alegre y ligera que se aleja del melodrama. Otros personajes que se apartan del clásico estereotipo son Daredevil, el primer superhéroe ciego, o Joker, un antihéroe que sufre una enfermedad mental no especificada que le dificulta las relaciones sociales y le provoca una risa descontrolada e inoportuna.

Sin embargo, en todas las películas mencionadas, así como en muchas otras, los personajes son interpretados por actores que no tienen ninguna discapacidad. Por ello, uno de los retos de la industria cinematográfica actual es ofrecer papeles a actores con diversidad funcional, como ocurre en la reciente Campeones.

Pero estos papeles no deben limitarse solo a películas que traten sobre la discapacidad, sino que también se hace necesario que las personas con diversidad funcional tengan representación en todo tipo de producciones. Es decir, la discapacidad no solo debe ser el centro de las historias, sino que las personas que conviven con ella deben tener cabida en películas y series de cualquier género, interpretando a cualquiera de los personajes. Esto, todavía muy poco habitual, sucede por ejemplo en la serie juvenil Yo nunca, en la que la hermana de uno de los protagonistas, interpretada por Lily D. Moore, tiene síndrome de Down, pero la trama no gira en torno a ello, sino que se introduce de forma natural.


Casa de los Morlanes. Plaza San Carlos 4, Zaragoza, 50001

Tel: 976 72 18 18
Whatsapp: 608 748 112
Correo: infojoven@zaragoza.es
Cómo llegar en transporte público

Horario:

  • Lunes, Martes, Jueves y Viernes, de 10 a 14 horas;
  • Miércoles, de 15 a 18 h.

Verano:

  • Lunes a Jueves, de 10 a 14 h;
  • viernes de 10 a 13 h.