Limpieza Pública

Reciclaje

La recogida selectiva de desechos la realiza primordialmente el ciudadano en su casa. El Ayuntamiento procede a colocar contenedores en las calles y transportar su contenido a las instalaciones de procesamiento. Gran parte de lo recogido pasa a ser materia prima (vidrio, papel-cartón, metales, plásticos, aceites…) o basura para elaborar compost o gas metano. Cualquiera puede suponer que la industria paga a alguien por abastecerse de todo eso. Sin embargo, la realidad dice que el ciudadano, que hace lo más difícil, paga para costear todo ese proceso. No se entiende. ¿Quién se lucra en ese negocio? Desde hace 40 años vengo haciendo una recogida selectiva en mi domicilio. Al principio, vendía el papel prensa recogido (hoy se ven en las calles furgonetas que ‘saquean’ los contenedores de papel para ganarse un dinerillo). Hasta el mes de abril, yo llevaba las latas de refrescos a una máquina que me abonaba 1 céntimo de Euro por lata, que canjeaba en el súper contiguo. Actualmente, deposito kilos y kilos de VIDRIO, METAL, PAPEL-CARTÓN, ACEITE, PLÁSTICOS sin nada a cambio. El Ayuntamiento nos obliga a descargarnos la app de ‘RECICLOS’ para depositar todo desecho ‘amarillo’, previo escaneo de cada recipiente (labor tan entretenida como poco práctica), y Ecoembes se beneficia, canjeándonoslo ‘en ayudas solidarias’. ¡Qué generosos! Sospecho, además, que la susodicha empresa recibe subvenciones europeas por fomentar el reciclaje y demás actividades en pro de un entorno más ‘friendly’. El negocio es redondo. En conclusión. El Ayuntamiento actúa como colaborador de esa empresa (¿sin contraprestaciones?). El ciudadano es utilizado como mano de obra gratuita que además paga por el trabajo que realiza. Por favor, es urgente REPLANTEAR todo este proceso, INFORMAR con datos de toda esa economía circular para que el proceso sea transparente, ESTUDIAR a fondo alternativas más justas para todos. De este modo, se conseguirá rebajar buena parte de los eco-impuestos, concienciar e implicar a mayor número de ciudadanos en la entretenidísima tarea de la recogida selectiva. Está muy bien promover la solidaridad, pero prefiero que me abonen lo que me corresponde, que yo decidiré cómo, cuánto y con quién practico la solidaridad.