El pasado lunes 29 de mayo de 2023, sobre las 18:30 horas, en la piscina cubierta de las instalaciones del pabellón Alberto Maestro, sufrí una caída desde la silla de ruedas que me provocó varias contusiones y cortes en todo mi cuerpo, y terminé cayendo al agua dentro del vaso de la piscina. Gracias a la rapidísima intervención de Juan, el socorrista, así como de mi asistente personal y de un usuario que se encontraba en el agua justo al lado del lugar donde caí, la cosa no pasó a mayores, ya que me sacaron del agua en cuestión de segundos, me atendieron y avisaron a la ambulancia de bomberos que llegó con suma celeridad. El desencadenante de este lamentable suceso fue la mala colocación de una de las rejillas cuadradas de plástico del perímetro del vaso de la piscina, que cedió ante el paso de la rueda delantera derecha de la silla, permitiendo que está se encajara en el hueco abierto y provocando que la silla se inclinarse bruscamente hacia adelante y a la derecha, y yo me viera impelido sin remedio y con violencia en la misma dirección, aterrizando en el suelo sobre el lado derecho de mi cuerpo y mi cabeza para terminar cayendo dentro de la piscina. En un año y medio como usuario de las instalaciones nunca he tenido ningún percance, y estoy encantado con el trato recibido en todo este tiempo por parte de todo el personal del pabellón, pero esto no puede volver a pasar, me consta porque coincido con muchas de ellas, que a estás instalaciones acuden muchas personas con limitaciones físicas de distinta consideración, y a la vista está, que existe un riesgo de accidente derivado de la mala colocación de una simple pieza de plástico que se encuentra además en mitad del paso a la salida del los vestuarios adaptados, y que además se pone y se quita como mínimo, cada vez que se limpie el registro.