Cambio climático y energía

¿Te has parado alguna vez a pensar en tus consumos energéticos cotidianos? Una mañana cualquiera, suena el despertador… y te levantas de la cama. El mismo sonido del despertador, encender la luz, prepararte el desayuno, darte una ducha o calentar tu vivienda necesitan energía. El consumo de energía está detrás de prácticamente todas nuestras acciones.

¿De dónde viene la energía que consumimos?


Para obtener electricidad se consumen carbón, gas natural, derivados del petróleo, energía nuclear (uranio o plutonio) o energías renovables como la solar, la eólica o la hidráulica.

Los combustibles que utilizamos en calefacción y para el agua caliente sanitaria son, mayoritariamente, el gas natural, los derivados del petróleo o la electricidad. En algunos casos se utiliza biomasa o energía solar. Además, para que el agua llegue hasta nuestras viviendas, necesitamos las infraestructuras correspondientes (pantanos, embalses, etc).

Para desplazarnos y para transportar mercancías consumimos mayoritariamente petróleo, y en menor medida electricidad (tren y nuevas formas de movilidad).

¿Por qué ahorrar energía?


Quizás nunca te has planteado ahorrar energía. O quizá lo hayas hecho y lo estés llevando a la práctica por los ahorros económicos que lleva asociado.

O es posible que lo hayas valorado como una opción de mejorar tu salud, tanto por la a reducción de la contaminación atmosférica, como por los beneficios directos que lleva asociado por ejemplo el caminar.

O quizá estás preocupado o preocupada con la situación de emergencia climática en la que vivimos. El aumento de las emisiones de gases con efecto invernadero ha provocado cambios en el clima acelerados, que no hacen sino empeorar. Esto conlleva graves alteraciones, no solo en los ecosistemas naturales sino también en los sistemas sociales y económicos del todo el mundo.

¿Qué puedo hacer yo para ahorrar energía desde mi hogar?


El consumo directo de energía de la ciudadanía representa un porcentaje importante del total: el sector residencial consume más del 17% de la energía de nuestro país y el uso del coche particular el 15%.

Dentro de los hogares, en torno al 47% se utiliza para calefacción, 19% para agua caliente sanitaria, 1% para refrigeración, 27% para el funcionamiento de los electrodomésticos, 4% en iluminación y un 2 se “pierde” en el consumo fantasma o standby. (Datos obtenidos del SPAHOUSEC desarrollado por el IDAE).

A continuación encontrarás algunas medidas que puedes poner en práctica para disminuir tu consumo de energía. Además de reducir los importes de tus facturas, contribuirás a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero causantes de la emergencia climática.

Si estás pensando en hacer alguna inversión en tu vivienda (instalación de placas solares, rehabilitación con criterios de eficiencia energética, compra de nuevos electrodomésticos más eficientes,…) te recomendamos que consultes el apartado de Ayudas y subvenciones en esta misma página.

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Energías renovables
Súmate al autoconsumo fotovoltaico, en tu vivienda y en tu comunidad. Encontrarás más información en esta misma página pinchando aquí.
Instala captadores solares térmicos para aprovechar la energía solar para calefacción y agua caliente.
Si tienes sistemas de calefacción individual, valora la posibilidad de cambiar tu caldera por una de biomasa o de instalar geotermia.
Contrata tu electricidad de origen 100% renovable con comercializadoras posicionadas a favor de la transición energética.
Invierte en renovables: participa en plantas solares comunitarias.

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Potencia contratada
Revisa si la potencia que tienes contratada se ajusta a las necesidades de tu vivienda y, en caso de que tengas contratada más de la que necesitas, bájala. Esta medida no lleva consigo mejoras ambientales, pero si nunca lo has hecho, podrás ahorrar en tu factura.

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Calefacción y climatización
Consigue un buen aislamiento de tu vivienda tanto en paredes como en ventanas y puertas (con dobles ventanas y dobles cristales, burletes, persianas, toldos...) para evitar que el calor se escape en invierno y que el sol entre en verano.
En invierno se recomienda una temperatura entre los 19 y 21 ºC En verano se recomienda una temperatura mínima de 26 ºC. Cada grado de más en invierno y cada grado de menos en verano suponen en torno a un 8% de aumento de consumo energético. Cuando enciendas el aire acondicionado, no ajustes el termostato a una temperatura más baja de lo normal: no enfriará la casa más rápido y provocarás un consumo excesivo e innecesario.
Apaga la calefacción por la noche y baja el termostato cuando no estés en casa hasta unos 15 ºC.
Si todavía no tienes, instálate un termostato programable o válvulas termostáticas en tus radiadores. La regulación te permitirá ahorros importantes.
Un ventilador, preferentemente de techo, puede ser suficiente para mantener un adecuado confort en verano.
Realiza un mantenimiento periódico tanto de las calderas o climatizadores como de los radiadores o del sistema de distribución que tengas.
En invierno, ventila tu casa abriendo al máximo puertas y ventanas durante un período corto de tiempo y con la calefacción apagada. En verano, aprovecha las horas en las que baja la temperatura para ventilar.
Si tienes la posibilidad, elige una vivienda con calefacción central y regulación individual: es el sistema más eficiente y el que menos energía consume.

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Agua caliente sanitaria
Elige un aparato adecuado a tus necesidades y que cuente con acumulación, ya que son los sistemas más eficientes. Para sistemas instantáneos, regula la temperatura del agua caliente a 50 ºC máximo.
Utiliza grifería eficiente (grifos termostáticos y monomando) o instala mecanismos de ahorro como rociadores de ducha de bajo consumo o perlizadores.
Recoge el agua de la ducha hasta que sale caliente y aprovéchala para otros usos.
Dúchate en vez de bañarte.

5

Electrodomésticos
  • Utiliza electrodomésticos de la mayor eficiencia energética posible. [Nueva etiqueta energética a partir de 1 de marzo de 2021]
  • No dejes los aparatos eléctricos en modo de espera o standby. Puedes utilizar regletas con interruptor.
  • Haz un uso racional de aparatos electrónicos e informáticos: no compres más de lo que necesites.
  • Cuando adquieras un nuevo aparato, recuerda que el comerciante tiene la obligación de retirar el anterior y darle un tratamiento adecuado, introduciéndolo en los circuitos que existen de reciclaje.
  • Frigorifico

    Es el electrodoméstico que más consume del hogar:

    • Elige modelos no-frost que evitan la formación de hielo.
    • Regula la temperatura adecuadamente: con 6 ºC en el frigorífico y -18 ºC en el congelador tus alimentos se mantendrán perfectamente.
    • Mantenlo adecuadamente, limpiando al menos una vez al año la parte trasera, evitando la formación de más de 3 mm de escarcha y revisando las gomas de las puertas periódicamente.
    • No metas alimentos calientes.
    • Descongela los alimentos en frigorífico con antelación. No utilices el horno ni el microondas.
    Lavadora

    • Utiliza programas de lavado en frío.
    • Llenala en cada uso.
    • Limpia los filtros periódicamente.
    • No utilices secadora para secar la ropa. Tiéndela al sol.
    • Si tienes que comprate una nueva, valora las lavadoras termoeficientes que reducen el tiempo de calentamiento del agua ahorrando energía.
    Lavavajillas

    • Utilízalo siempre en carga completa.
    • Usa los programa ecoeficientes.
    • Limpia el filtro y revisa los niveles de sal y de abrillantador. Con un buen mantenimiento, obtendrás mejores rendimientos energéticos.
    Cocina

    • Si tienes que cambiarte de cocina, recuerda que las de gas son más eficientes que las eléctricas. Dentro de las eléctricas, la inducción consume un 20% menos de energía que las vitrocerámicas.
    • Utiliza ollas y sartenes con la base difusora mayor que la zona de cocción para aprovechar el calor al máximo.
    • Utiliza la olla a presión y elige siempre que puedas el microondas en vez de el horno.
    • Aprovecha el calor residual tanto de la placa vitrocerámica y eléctrica como del horno, apagándolos un poco antes.
    • Cocina con recipientes con tapa, podrás ahorrar hasta un 25% de energía.
    • No abras el horno innecesariamente para evitar que se escape el calor.
    • Mantén los filtros de la campana extractora en buen estado de limpieza para mejorar su eficiencia.
    Televisor

    • Si vas a comprar uno nuevo, recuerda que la pantalla que menos energía consume es la de LED, seguida de la de LCD (cristal líquido) y de la de plasma, siendo la de tubos de rayos catódicos la última (y con tendencia a desaparecer).
    • No lo dejes en modo de espera o stand-by. Conéctalo a una regleta con interruptor junto con el resto de dispositivos y apágalo cuando no lo utilices.
    Equipos informáticos

    • Si has de comprarte uno nuevo, recuerda que existen sistemas voluntarios de etiquetado de eficiencia energética como el Energy Star.
    • Los ordenadores portátiles consumen menos que los de mesa.
    • La pantalla es el elemento que más energía consume, siendo las planas las mejores para el ahorro energético. Utiliza salvapantallas negros.

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Iluminación
Consigue un buen aislamiento de tu vivienda tanto en paredes como en ventanas y puertas (con dobles ventanas y dobles cristales, burletes, persianas, toldos...) para evitar que el calor se escape en invierno y que el sol entre en verano.
Analiza las necesidades de luz en cada zona de tu vivienda según los usos que vayas a darle.
Utiliza iluminación LED: con menos potencia, proporcionan más luz que las bombillas convencionales.
Aprovecha al máximo la iluminación natural subiendo persianas y abriendo cortinas.
No dejes luces encendidas, ni siquiera fluorescentes o bombillas de bajo consumo.
Coloca reguladores de intensidad luminosa para adaptar el nivel de iluminación. Elige los de tipo electrónico (no de reostato).
Mantén limpias las bombillas y las pantallas para aprovechar la luminosidad.

7

Movilidad
  • Elige caminar y la bici en tus desplazamientos cotidianos. Además de ahorrar energía, supone beneficios para tu salud.
  • Utiliza el transporte público colectivo, es mucho más eficiente que el coche.
  • Si necesitas utilizar coche, compártelo con otras personas mediante servicios de coche compartido.
  • Si no te queda otro remedio que comprarte coche, elige uno eléctrico (o híbrido) y cárgalo con electricidad de origen renovable.
  • Conduce de manera eficiente.