4. Plaza Basilio Paraiso

El Paseo de la Independencia culmina en la Plaza de Basilio Paraíso. En uno de sus frentes se contempla la fachada de la antigua Facultad de Medicina y Ciencias, en la que se distinguen cuatro estatuas sedentes que inmortalizan a médicos y científicos. Éstas son las únicas obras dispuestas en la plaza que poseen cierto carácter conmemorativo, ya que las otras que nos encontramos en su entorno se concibieron con fin ornamental. Sin embargo, la plaza estuvo ocupada en su momento por el Monumento conmemorativo de la Exposición Hispano-Francesa de 1908, que además sirvió de homenaje a uno de los principales promotores de la misma, Basilio Paraíso. No obstante, durante décadas el monumento lució incompleto debido a que Paraíso se opuso a este reconocimiento escultórico hasta después de su fallecimiento, por lo que su busto se colocó en 1935, una vez también desaparecido su hijo. Al igual que la mayoría de las obras escultóricas públicas que se desarrollaron a raíz de esta Exposición, fue realizado por escultores foráneos, los catalanes hermanos Oslé. Las exigencias impuestas por el crecimiento de la ciudad, obligó a trasladarlo, ya que impedía la óptima circulación del tráfico rodado, y quedó relegado a un rincón olvidado del Parque Grande. Otro monumento a Basilio Paraíso, lo encontramos a la entrada de la Cámara de Comercio e Industria, en la forma de un busto de bronce sobre pedestal, una obra de Florencio de Pedro datada en 2008.

Igualmente en esta céntrica plaza se dispuso en los años ochenta la estatua de Augusto Prima Porta, en recuerdo del fundador de Caesaraugusta. Tras varios traslados, podemos visitarla en la avenida de su nombre, a los pies de un pequeño estanque, junto a La Alegoría de la Puerta de la Paz y las murallas romanas.