Que cien años no es nada: Zaragoza en 1923

El problema de la vivienda


En 1923 Zaragoza estaba experimentando un importante proceso de transformación urbana. Durante la segunda década del siglo XX se llevaron a cabo importantes obras de infraestructura y se construyeron nuevos edificios que transformaron el aspecto de la ciudad.

Los movimientos migratorios del campo a la ciudad trajeron consigo un problema habitacional. Demasiado aumento de la población en un breve periodo de tiempo hizo que hubiera una falta de planificación y caos en el crecimiento de la ciudad. La zona del casco antiguo fue la primera en asumir este crecimiento hasta que resultó casi imposible alcanzar ese propósito. Esta circunstancia hizo que la ciudad tuviera que expandirse con la creación del ensanche. También el extrarradio de la ciudad, para capas más bajas, pudo solventar los problemas del casco antiguo.

En 1923 se proyectaron en Zaragoza varias promociones de viviendas baratas destinadas a la clase trabajadora. Se caracterizaban por ser modestas pero ofrecían una solución a la escasez de vivienda asequible que existía en ese momento.

Como sombras a este crecimiento, la rápida expansión urbana desembocó en una corriente especuladora en la cual los propietarios de terrenos empezaron a parcelar sus tierras y a venderlas a plazos a las gentes humildes, que levantaban sus casas con esfuerzo.